Inteligencia Emocional y la Preadolescencia

Inteligencia Emocional y la Preadolescencia

La Preadolescencia es una etapa difícil y principalmente para quienes le rodean en su entorno familiar y escolar. En este sentido la Programación Neurolingüística Triádica como ciencia y arte se ha podido aplicar para lograr cada día mejorar su proceso de educación y el vinculo que exista con ellos.

Se ha considerado la etapa de la Preadolescencia entre los ocho y los doce años, en esta edad los chicos se relacionan con grupos sociales más amplios y empiezan a comprender la influencia social. Además comienzan a percibir quien puede hacer parte a su grupo personal. También hay que recordar que inicia su desarrollo cognoscitivo, teniendo en cuenta el poder del intelecto sobre sus estados emocionales.

De allí la importancia del manejo de la Inteligencia Emocional. Como toda conducta, es transmitida de padres a hijos, sobre todo a partir de los modelos que el niño se crea. Tras diversos estudios se ha comprobado que los niños son capaces de captar los estados de ánimo de los adultos. Razón de cultivar la inteligencia emocional ya que es fundamental para facilitar la adaptación personal y social: percibir y saber expresar las propias emociones, controlar las respuestas, conocer lo que sienten los demás… son aspectos fundamentales para la felicidad propia y del grupo que nos rodea.

La inteligencia emocional se puede definir como: “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones en nosotros mismos y en nuestras relaciones”.

AUTOESTIMA

Nuestra cultura no es tan amable con la formación de una buena autoestima, no tenemos un trasfondo cultural que nos ayude a crecer con mentalidad de éxito. Nos hemos propuesto ayudar con el cambio de patrones culturales, incluyendo en los contenidos de nuestros programas con los que estimulamos a los niños y jóvenes, mensajes que alimenten una mejor calidad de sus pensamientos y que a su vez generen mayor actitud para enfrentar la vida.

Los programas están apoyados en la Programación Neurolingüística Triádica para desarrollar en ellos una mentalidad ganadora. La autoestima depende fundamentalmente del concepto que el niño tiene de sí mismo, pero también de lo que el ambiente y las personas con las que se relaciona le transmiten, es decir de lo que los demás piensan y esperan de él: valoración, aceptación.. La formación de la autoestima se inicia en el nacimiento del niño y se va desarrollando hasta la edad adulta, pero puede cambiar por influencia de algún acontecimiento.

Partiendo del hecho de que los padres, son el principal modelo de imitación de sus hijos, lo ideal es que como padres, se empiece a entrenar y llevar a cabo programas de Inteligencia Emocional para lograr crear cada día una mejor autoestima y una mentalidad de triunfadores.

Desde el principio de nuestras vidas nacimos con la facultad de aprender y con ello triunfar, la misma vida es un triunfo, es decir, nacimos TRIUNFADORES, pero en el transcurso de nuestros días esa predestinación se ve relegada porque aprendemos cosas que no nos benefician y nos apartan del éxito y más bien nos sumergen en el sufrimiento y la mala fortuna de no alcanzar las metas propuestas.

RECOMENDACIONES

Cada vez que se comunique con un niño, manifiéstese siempre en términos que le permitan asociarse con una persona de éxito. Utiliza un lenguaje repetitivo y lleno de emociones positivas, los resultados a mediano plazo serán, la construcción de un nuevo orden social en el que impere el gobierno de la virtud.

Deje que sus hijos piensen de manera positiva respecto a ellos mismos, a los demás, a su país y a sus circunstancias, es entregarles el pasaporte para que vivan una vida de actitud positiva, próspera y abundante.

Recuerda que las palabras que pronunciamos influyen en el entorno sin discriminar si las dijimos para alguien en particular. El primer impacto que tienen es en nosotros mismos. Así que por más justificación que su razón le dé para pronunciar palabras negativas en contra de alguien o de algo, tenga en cuenta que lo afectarán a usted también.

La costumbre de criticar a los demás, es mantener en la mente lo negativo, los errores, lo que no es deseable. Con esos pensamientos se generan actitudes perdedoras. Tenga cuidado con sus pensamientos porque tarde o temprano se materializan en su vida.

LAS PALABRAS TIENEN PODER. EVITA EL “NO”

Cuando manifestamos: no sea sucio, no sea desordenado, no sea grosero, no sea maleducado, etc., el cerebro pasa por alto el no y se queda con el resto de la frase. Regrese al texto y lea las frases quitando el no y descubra lo que queda. Prefiera en su lugar señalar todo lo deseable: tú que eres tan limpio, lávate las manos, tú que eres tan ordenado, arregla tu cuarto, tú que eres tan juicioso, haz tu tarea, etc.
Encuentra siempre diferentes maneras de reconocer el mérito. Dígalo con palabras, gestos, señales, emociones, dibujos, notas, reconocimiento público, etc. Evite hacerlo con recompensas materiales como juguetes o comida. La clave para que el reconocimiento tenga buen efecto, es darlo después de que el niño haya hecho el mérito y no como condición previa.

Las palabras son poderosos decretos que hacen mella en los seres humanos. Un lenguaje siempre positivo, constructivo, que reconozca el mérito y elogie el intento, permite que los niños crezcan con una sana y buena autoestima.

Por: Henry Sánchez Rondón

 

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