“Entre el 50 y el 60% de los niños diagnosticados de TDAH no lo tiene”

“Entre el 50 y el 60% de los niños diagnosticados de TDAH no lo tiene”

El prestigioso psiquiatra infantil español José Luis Pedreira Massa lleva más de 40 años investigando el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Pedreira, que en la actualidad ejerce de tutor en la UNED , nos habla en esta entrevista de los riesgos derivados del sobrediagnóstico de esta enfermedad y las contraindicaciones de los fármacos prescritos en niños de corta edad.

¿Qué se conoce como TDAH?
Es un trastorno mental de expresión fundamentalmente comportamental y relacional, que aparece en la infancia y cuyos síntomas son INESPECÍFICOS, pues pueden aparecer también en el curso del desarrollo normal o deberse a otro tipo de trastornos.

¿Se trata de una enfermedad nueva, en qué momento histórico se originó su diagnóstico?
No es una nueva enfermedad. Se la ha conocido de múltiples formas. A principios del siglo XX un autor español August Vidal i Parera (catedrático de Psicopatología Infantil en la Universidad de Barcelona) escribió un libro que se denominaba “Compendio de Psiquiatría Infantil” cuya segunda edición de 1908, ya incluye este tipo de trastornos con el nombre de niño atolondrado y debilidad de la atención, lo describe de una forma muy precisa y clara, exponiendo la clínica y el tipo de abordaje que debería tener, lo cierto es que ha cambiado poco en relación a aquella descripción. Luego se le denominó Disfunción Cerebral Mínima (fue el tema del Prof. JJ López-Ibor Aliño en la toma de posesión de su Cátedra de Psiquiatría en la Universidad de Salamanca, allá por los años 1972-73). Luego se habló de Hiperkinesia, de hiperactividad…. Hasta que Leon Eisenberg lo centra en TDAH y aparece en los sistemas de clasificación de la American Psychiatric Association (APA) a partir del DSM-III/DSM-III-R(*) en la década de los ochenta del siglo pasado.

¿Cuál es el perfil de un niño diagnosticado de TDAH?
Es muy variable, tiene en común: un chico difícil de manejar, con cierta inquietud motriz y que va detras de sus cosas. En estas circunstancias se habla de TDAH, pero es así de inespecífico.
El mayor problema consiste en la inespecificidad de los síntomas y en la tranquilidad que produce poner un diagnóstico que, aparentemente, explique todo lo que acontece de disfuncional en un niño. Por lo tanto, lo que aparece es un sobrediagnóstico, una epidemia de diagnósticos, algunos profesionales lo denominan con otro eufemismo: maldiagnóstico. No sé cuál es más preocupante.
Entre el 50-60% de los niños diagnosticados no lo tienen. Hay conductas normales en niños de determinada edad que a veces están muy exageradas y que producen síntomas desagradables de adaptación, pero no todo niño que responde a esto tiene TDAH. Con certeza, se puede decir que 1 de cada 30 niños diagnosticados sufre esta enfermedad. Por ejemplo, en una clase de 30 niños, no debería haber más que un caso, y resulta que hay 4, 5 o 6 y que toman fármacos.

¿Cuáles son las pruebas para diagnosticar TDAH?
No existe ninguna prueba para el diagnóstico de TDAH. El único diagnóstico es clínico y por la clínica, por lo que se necesita formación y experiencia para poder diagnosticarlo.

De qué se deriva este trastorno, ¿cuál es el origen en términos médicos o qué factores lo determinan?
Como en muchos trastornos mentales existe una base de posible origen genético, pero es inespecífico. La genética es un factor terreno, como diría el gran psiquiatra infantil español, Julián Ajuriaguerra.   A este origen de base genética debe unirse la interacción con el contexto de desarrollo personal, familiar y social, sobre todo del marco educativo. Factores relacionados con figuras parentales en crisis casi permanente, entonces los comportamientos infantiles responden a estas crisis y no a procesos artificiales de diagnósticos brillantes. Lo importante es determinar si los síntomas están relacionados con algún proceso psíquico u orgánico o bien son primarios. Si se determina algún proceso psíquico u orgánico es que son síntomas de ese proceso, no es algo comórbido, sino que forma parte de ese proceso. La comorbilidad es, en la mayoría de las ocasiones, una excusa para evitar el compromiso diagnóstico y la dificultad terapéutica.

En muchos casos son los profesores e incluso los padres los que llegan a diagnosticar este problema adoptando criterios que deberían regirse por profesionales, en este caso de la salud mental. ¿Qué valoración hace al respecto?
El diagnóstico clínico debe ser realizado por un profesional con formación y experiencia en los trastornos comportamentales y psicopatológicos de la infancia, porque es preciso realizar la semiología detallada y de forma específica. Se necesita formación específica porque es una terminología precisa, tienes que hacer la semiología para saber: cómo se presenta, dónde, con quién intensidad, con qué circunstancias y qué lo condiciona, esas son las preguntas. Los padres y profesores señalan síntomas TDAH en un 15-20% de los chicos, pero cuando a estos chicos se les realiza una entrevista y exploración psicológica resulta que obtienen diagnóstico TDAH entre el 4-6%.

POor eso, es importante observar los diversos factores detrás del tremino TDAH utilizado en los ñinos, los cuales por naturaleza son investigadores e inquietos, y que cualquier trastorno que puedan presentar, puede ser causa de dificultades en su entorno social.






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